Los pacientes hospitalizados susceptibles de sufrir úlceras por presión durante su ingreso en el hospital constituyen una carga desafortunada y costosa para cualquier sistema sanitario. Tanto si las úlceras son consecuencia de una enfermedad física real como si están relacionadas con un dispositivo médico que se ha utilizado para tratar la enfermedad, el número de úlceras por presión en pacientes hospitalizados sigue siendo considerable, ya que más de uno de cada diez pacientes adultos ingresados en hospitales se ve afectado. [1]
El término «úlcera por presión» se utiliza generalmente en los EE. UU., aunque en Reino Unido se tiende a utilizar el término «llagas por presión». Sin embargo, actualmente la clasificación sobre cómo denominar estas lesiones está más dividida entre «úlceras por presión» (UPP) y «úlceras por presión provocadas por el uso de dispositivos médicos» (DRPU, por sus siglas en inglés). Algunos pacientes tienden a ser más susceptibles de sufrir una úlcera por presión, como los débiles, los desnutridos, los edematosos, los ancianos o los que parecen diabetes, cardiopatías y, sobre todo, están inmovilizados. Los pacientes con DRPU, sin ninguna comorbilidad, pueden estar en riesgo de sufrir estas lesiones por el simple hecho de que se les coloquen dispositivos médicos encima o dentro del cuerpo, ya que el dispositivo médico provoca fuerzas focales y localizadas que deforman los tejidos subyacentes superficiales y profundos. [2]
Sea cual sea la causa inicial de la úlcera por presión, el aumento potencial del ingreso, el incremento del trabajo de enfermería, el tratamiento añadido para el control del dolor y la cura de las heridas que conlleva un aumento de los costes económicos son solo consecuencias generales. Sin embargo, no se puede ignorar el impacto psicológico que las úlceras tienen en los pacientes: menos sueño, más dolor y el impacto en los familiares, entre otros.
Además, se ha demostrado que diversos dispositivos médicos aumentan el riesgo de desarrollar una úlcera por presión un 2,4 en comparación con el uso de cualquier otro dispositivo médico. [3] Para ponerlo en contexto, entre el 10 % y el 35 % de las úlceras por presión hospitalarias están directamente relacionadas con dispositivos médicos. [4]
Según la NOECCN (Red de Cuidados Intensivos del Norte de Inglaterra), algunos ejemplos de dispositivos asociados a las DRPU son los tubos endotraqueales, dispositivos ortopédicos, marcos de las camas, gafas y mascarillas de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP). [5]
Las DRPU faciales causadas por las mascarillas de CPAP aparecen en entre el 10 % y el 33 % de los usuarios de CPAP a las pocas horas de la aplicación de la mascarilla. Estas lesiones están asociadas a las deformaciones sostenidas de los tejidos blandos causadas por la colocación y el apriete de la mascarilla a la cabeza [6], y a las condiciones microclimáticas extremas que exponen la piel facial de debajo y cerca de la mascarilla a una humedad de casi el 100 %.[5] Dado que la máscara comprime y presiona directamente la piel facial caliente y los tejidos blandos subyacentes contra la superficie rígida del cráneo (y más aun si las tiras de la mascarilla se aprietan en exceso), se desarrollan concentraciones extremas de tensión mecánica en los tejidos afectados.
El desarrollo de úlceras por presión puede provocar intolerancia al tratamiento y, potencialmente, el fracaso del mismo. La comodidad del paciente y un mayor cumplimiento son factores clave para determinar el resultado del paciente.
Una DRPU en el puente de la nariz, donde el tejido no tiene relleno, puede progresar rápidamente de la categoría I a la categoría IV o no clasificable.
El consenso, establecido en 2019, obliga a las empresas de atención sanitaria a ofrecer cada vez más formación teórica y práctica sobre sus productos; es vital que esto incluya la prevención de las DRPU. Los fabricantes también deben incluir instrucciones de uso e información clara y detallada sobre:
Como sabemos, durante la pandemia mundial, la CPAP fue un tratamiento ampliamente utilizado en diversas áreas del ámbito hospitalario. Los informes recientes sobre el efecto del virus COVID-19 en la epidemiología de las úlceras por presión en general, y de las DRPU en particular, demuestran un fuerte aumento de la incidencia y la prevalencia. Por ejemplo, en el Reino Unido, la tasa global de úlceras por presión por cada 1000 camas en cuidados intensivos aumentó de un nivel prepandémico de alrededor de 1 a más de 2,7 en el primer mes de la pandemia. Este aumento se asocia específicamente con el incremento de las DRPU y la posición prona de los pacientes de cuidados intensivos. [7]
Gracias a la mayor concienciación y sinergia entre los fabricantes y los profesionales sanitarios que utilizan las mascarillas, es de esperar que empecemos a ver un descenso de las DRPU causadas por las mascarillas de CPAP y NIV, y que con el tiempo puedan reducirse las cargas económicas para el sistema sanitario.
[3] Black JM, Cuddigan JE, Walko MA, Didier LA, Lander MJ, Kelpe MR. Int Wound J. 2010;7((5)):358–65)
[5] Device-related pressure ulcers: SECURE prevention (noeccn.org.uk)
[6] Wounds UK, Vol 17, No 3; 2021, REVIEW 32 Medical device-related pressure ulcers and the covid-19 pandemic: From aetiology to prevention | ResearchGate
[7] Medical Device-Related Pressure Injuries During the COVID-19 Pandemic – PubMed (nih.gov)
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