En las unidades de cuidados intensivos neonatales (UCIN), los tubos y las mascarillas ayudan a los bebés a respirar cuando nacen de forma prematura o con problemas de salud graves. Estos productos, denominados interfaces respiratorias, son vitales para mantener con vida a los frágiles recién nacidos.
Sin embargo, aunque estos productos salvan vidas, a veces pueden causar daños, especialmente en la piel suave y delicada de los bebés. Aunque su función suele pasar desapercibida, los fabricantes de estos productos se enfrentan a un complejo reto: proporcionar una asistencia respiratoria segura y eficaz sin causar daños a los frágiles recién nacidos. Se trata de una dura realidad que los fabricantes y los equipos sanitarios se esfuerzan por cambiar.
Los bebés prematuros son especialmente vulnerables. Su delicada piel, especialmente la situada alrededor del puente nasal y la columela, puede sufrir presión, fricción y humedad cuando se requiere una interfaz durante un tiempo prolongado.
Los fabricantes deben encontrar un delicado equilibrio: crear productos lo suficientemente firmes como para mantener el sellado y la eficacia, pero lo suficientemente suaves como para proteger los tejidos sensibles. Se trata de una paradoja que depende de la ciencia de los materiales, la ingeniería de diseño y el conocimiento de la fisiología neonatal.
Los médicos y el personal de enfermería de la UCIN han observado lesiones cutáneas causadas por las interfaces respiratorias, especialmente la CPAP (presión positiva continua en las vías respiratorias), que ayuda a mantener abiertos los pulmones de los bebés. Las investigaciones demuestran que más del 20 % de los bebés que utilizan CPAP presentan algún grado de daño cutáneo en la zona de la nariz [1].
No obstante, en lugar de ignorar estos problemas, como fabricantes, los tomamos muy en serio. Trabajamos en colaboración con expertos para utilizar sus opiniones con el fin de mejorar el diseño de los productos, aprendiendo y mejorando constantemente con cada versión del producto.
En los últimos años, se han añadido nuevas funciones para que estas interfaces sean más seguras y suaves:
Estas mejoras no surgen de la nada, sino que son el resultado de años de pruebas, de escuchar al personal de la UCIN y de perfeccionar los diseños para proteger mejor a los bebés.
Prevenir las lesiones cutáneas no es solo responsabilidad de los fabricantes, sino que es un trabajo en equipo. El personal de enfermería revisa la piel de los bebés con frecuencia, rota los tipos de interfaces utilizadas y colocan apósitos protectores debajo de los dispositivos para ayudar a proteger la piel [2,3].
Los fabricantes apoyan esta labor ofreciendo formación, consejos de uso y actualizaciones periódicas para mejorar la seguridad. Cuando todos trabajamos en equipo, los bebés tienen más posibilidades de curarse y crecer sin molestias evitables.
Cada generación de interfaces neonatales encarna tanto un avance tecnológico como la conciencia de que nuestros pacientes más pequeños merecen los cuidados más delicados. Con el diseño de cada nueva cánula, mascarilla o interfaz, los fabricantes reafirman su compromiso, no solo con la funcionalidad y el rendimiento, sino con la fragilidad que caracteriza a los cuidados intensivos neonatales.
Detrás de cada interfaz respiratoria hay una colaboración entre diseñadores, ingenieros, personal de enfermería y médicos para proporcionar a cada bebé la atención más delicada y segura posible.
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